miércoles, 14 de octubre de 2015

De vinos por el mundo

De la atenta mano de Jean Marcos, de La Ruta Del vino de Santander (www.larutadelvino.com @larutadelvino1) tuvimos ocasión de catar diferentes monovarietales de los alrededores de Bilbao.
Empezamos la velada con un Pinot Noir de Borgoña, Château de Premeaux 2012 de Hautes-Cotes de Nuits. Muy rico, el que más me gustó de la noche, fino y equilibrado con una agradable evolución en copa, que siempre me gusta dejar un poquito. Tanto en la fase visual como en la gustativa capté la variedad y procedencia, ya que Jean nos ofrecía la botella tapada, pero lejos de ser una tendencia de la noche, fue el único acierto que tuve. El vino estaba muy bien y su precio, que no recuerdo, era bastante asequible.

Después vino una Garnacha de Madrid, Marañones 2012 de Bodegas Marañones. En boca resultaba ácido, fresco y con cierta astringencia. Recientemente me estoy aficionando a la garnacha, pero ésta no me gustó demasiado. Me gustan más, por poner un ejemplo cercano, las garnachas de la sierra de Gredos.

Dando un gran salto nos plantamos en Chile. Del Valle de Maipo venía una Carmenere en la botella de Legado 2010, de la bodega De Martino. Yo juraba y perjuraba que aquello olía a Cabernet Sauvignon y fue el patinazo de la noche porque lo dije en voz bien alta. En boca me resultó como los demás vinos chilenos que he probado, demasiado pastoso. No ya astringente sino como si fuera engrudo. Será que no he acertado con los vinos chilenos hasta ahora, pero después de haber catado unos ocho siguen pareciéndome demasiado pastosos.

De vuelta en Europa una agradable sorpresa. No voy a decir  lo que pensaba que era por no hacer más el ridículo, y eso que la Sangiovese siempre me ha gustado, tanto en los Chianti Classicos como en los Brunellos de Montalcino (entre mis vinos favoritos). Castello de Monterinaldi 2011 era el que catamos y estaba muy rico. Sencillo y muy agradable de beber.

Vuelta a la Américas, esta vez a Argentina, de donde probamos la Malbec de Catena Alta 2012, de Mendoza, elaborado por Catena Zapata. Sin duda el vino más valorado de la noche por mis compañeros de cata, elegante y todo eso, pero me dejó un poco frío. Teniendo en cuenta su precio, 40-45 euros, no es un vino que me vea probando más veces.

Para finalizar, una Shirah. Mira que me gusta el vino corpulento y potente y la shirah/syraz es una uva que me fascina, pero este Samitier 2013 de Bodegas Augusta de Calatayud me pareció excesivamente potente. Unos cuantos años en botella le irán muy bien para afinarse un poco, porque ahora mismo sería incapaz de tomarme dos copas seguidas sin que se me durmiese la boca. Me pareció muy rico, pero demasiado.

Por suerte sobró un poco del Borgoña en la botella y como los demás se daban al Catena Alta, mi vecino de cata y yo nos dedicamos a terminar la botella del Borgoña. Que no están las cosas como para hacer el feo de que sobrase vino, y menos a los franceses.

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