viernes, 30 de octubre de 2015

1° Experiencia Verema en Bilbao

Lo malo de hacer buenos propósitos cuando uno asiste a una jornada vinícola como la 1ª Experiencia Verema en Bilbao es que nunca se cumplen. Por una razón o por otra, los planes trazados de antemano siempre se van al traste, y claro, pasa lo que pasa. Y lo que pasa es que la cosa se nos acaba yendo de las manos.

Mi amigo Julio y yo nos envalentonamos y dijimos: “hacemos una selección y nos atenemos a ella.” Pero luego a ver quién es el valiente que pasa por delante de, por ejemplo, Jean Leon, y no se para a hablar con ellos. Y quien habla de vinos prueba vinos, por supuesto.

En definitiva, Verema (www.verema.com; @verema) organizó el pasado lunes su primer Experiencia en Bilbao. 52 bodegas, cata de vinos de Abadía Retuerta por la mañana, cata de vinos de Galicia por la tarde y entre medias un montón de buen vino para catar.

Copa en ristre, Julio y yo nos dirigimos en primer lugar a visitar a Javier Sanz, de Javier Sanz Viticultor (www.bodegajaviersanz.com, @js_viticultor). Una más que agradable visita con el propietario que nos mostró primero el Verdejo genérico que tienen, seguido del Verdejo con barrica, una delicia, y luego dos sorpresas: Colorado, un tinto muy curioso y difícil de conseguir, que elaboran en su propiedad con unas uvas que tienen por ahí y que la llaman Tinta Única, y un auténtico pelotazo: Dulce De Invierno, un vendimias tardías elaborado con Verdejo en un 80% y una uva llamada Grossa Rumana en un 20% que vendimian entre diciembre y enero. Un vino dulce muy sabroso y muy bien ensamblado.


Nuestro periplo continuó por un pasillo donde detectamos mi Rioja favorito: Contino (www.cvne.com). Nos acercamos y nos dijeron que solo tenían el Gran Reserva. Qué horror!!! El Reserva no pero sí el Gran Reserva!!! Así que hicimos de tripas corazón y nos pegamos con el GR, que bien podría ser de 2009. ES-PLEN-DI-DO. Hay que ver lo bueno que es este vino. Con nuestra mejor sonrisa preguntamos por el Viña Del Olivo, pero nos dijeron que no lo tenían.

Aquí alteramos un poco nuestro recorrido debido a la afluencia en algunas mesas y nos encaminamos a Abadía Retuerta (www.abadia-retuerta.com; @AbadiaRetuerta). Madre mía! Madre Mía!!!!!!! Esta bodega siempre ha estado entre mis favoritas, por lo bueno de los vinos que he probado y por la mística de los que no. Rívola, que ya solo se elabora para El Corte Inglés, y Selección Especial. Empezamos por el Selección Especial 2011 que estaba francamente bueno. Después, nos adentramos en territoritos inexplorados. Primero el Pago Negralada 2012, Tempranillo 100%. Después el Pago Garduña 2012, Syrah 100% y para rematar Pago Valdebellón 2012, 100% Cabernet Sauvignon. Potencia desmesurada. Comentamos que un poquito más de botella no les iría mal, pero para qué me voy a engañar, podría beber cualquiera de ellos todos los días y no me cansaría nunca. La Garduña me pareció espectacular, pero para mí sin duda alguna, Valdebellón. Qué pedazo de vino. Junto con el Cabernet de Dominio de Valdepusa y los Gran Reservas de Jean Leon, de los mejores Cabernets españoles que he probado. Sí, ya sé, Mas La Plana de Torres también, pero no lo he probado todavía.

Nuestra siguiente visita fue a César Martín de Pagos de Matanegra (www.pagosdematanegra.es; @PagosMatanegra). Ribera de Duero de Olmedillo de Roa, hacen tres vinos fantásticos: el Roble 2013, Crianza y Vendimia Especial, estos dos últimos de 2010 y con 93 puntos Parker y Peñín. Muy buenos los tres y el Vendimia Especial muy elegante. A destacar que los dos últimos tienen 12 meses de barrica y 3 años de botella antes de salir al mercado para afinarlos dada la potencia que tienen sus vinos.


Casa Rojo (www.casarojo.com; @BodegasCasaRojo) fue nuestra siguiente parada. Esta bodega de Jumilla elabora vinos en 6 diferentes DOs y un cava. Aquí probamos 5 de sus vinos. Empezamos por el Rueda, El Gordo Del Circo, que estaba rico. Después el Albariño, La Marimorena, rico también. Después de los dos blancos, tres tintos. La sorpresa grata fue el Rioja, The Invisible Man, muy rico y diferente. Después dos de los que esperaba más y me supieron a poco ambos: Macho Man de Jumilla, 100% Monastrell y Maquinón, Priorat 100% Garnacha.

Tenía curiosidad por probar los vinos de la siguiente bodega porque los vinos de Albacete y ciudad Real tienen cierto encanto, sobre todo desde que conozco Finca Coronado. Dehesa de Luna (www.dehesadeluna.com, @DehesaDeLuna) es una bodega de La Roda, en Albacete. Probamos dos vinos, el segundo de ellos La Cañada del Navajo 2011, Petit Verdot, Syrah, Cabernet Sauvignon y Tempranillo con 12 meses de barrica francesa. Sin más ambos vinos.

Si alguien piensa que ya nos empezamos a achantar está muy equivocado. Todavía nos quedaban balas en la recámara. Nuestros amigos de Torres/Jean Leon (www.torres.es; www.jeanleon.com; @BodegasTorres; @JeanLeon_Bodega) estaban allí, así que hicimos una pequeña escala técnica. Aquí Julio y yo nos distrajimos con la conversación y cada uno probó cosas distintas. Lo mío fue un sencillo 3055 Merlot/Petit Verdot 2014, que estaba rico, pero le faltaba el cuerpo y la opulencia de su hermano mayor, el Merlot Vinya Palau. El otro que probé fue el Senat del Montsant 2013 con Mazuela, Garnacha y Syrah que estaba rico también.


La cosa ya empezaba a salirse de todas partes, pero allí estaba Maribel Del Amo, de Bodegas y Viñedos Barcolobo (www.barcolobo.com; @Barcolobo), bodega situada en Castronuño (Valladolid). Maribel nos atendió estupendamente y nos explicó lo que probamos, que dada la hora que era, ya tenía mérito. Empezamos por el Rosado Lacrimae Rerum que estaba estupendo y luego dos tintos: La Rinconada y el MR 12 Meses en Barrica. No puedo aportar mucho de estos vinos pero el recuerdo que tengo es que me gustaron.


Para terminar fuimos a Bodegas Félix Callejo (www.bodegasfelixcallejo.com; @BodegasFCallejo). En verano había disfrutado Flores De Callejo y quería ver qué más tenían. Me perdonarán que no dé mucha información sobre cómo estaban los vinos aparte de buenos. Noelia Callejo, winegrower de la bodega, nos dio todo tipo de explicaciones y nos enseñó fotos de la familia. Tengo que reconocer que un vino que me gustó mucho fue el Finca Valdelroble 2009, pero claro, me dan un vino que tiene en la etiqueta la figura de un biplano y me pierdo. El padre, Félix Callejo, sacó licencia de piloto y tenía una Piper, de ahí el motivo aeronáutico. Noelia nos explicó que en la Finca de Valdelroble tienen un windsock. Qué más puedo pedir? Aquí probamos también Callejo 2012, Majuelos de Callejo 2011 y el Félix Callejo, creo que 2009.



En la lista de inspección previa teníamos un Celler de Priorat, pero la verdad es que no tuvimos valor de cruzarnos todo el salón para llegar a ellos, así que optamos por una honrosa retirada antes de que nos echaran de malas maneras, y como la megafonía ya anunciaba cierre, disimuladamente nos fuimos acercando a la salida.

Fantástica la 1ª Experiencia Verema, mucho público y espero que haya una segunda el año que viene. Como resumen, me quedo (en orden de cata) con el Verdejo con barrica de Javier Sanz y su Dulce De Invierno, el Gran Reserva de Contino, el Pago Garduña, el Pago Valdebellón que me tiene loco, el Vendimia Especial de Pago Matanegra, The Invisible Man y el Finca Valdelroble.

viernes, 23 de octubre de 2015

Tenuta di Biserno

Recientemente hemos tenido ocasión de probar unos vinos italianos excepcionales. Digo “hemos” porque siempre nos gusta balar en plural mayestático, que queda mucho más bonito que no decir que lo he probado yo.

Lo dicho, vinos italianos. De la mano de Antonio García, estuvo en su tienda de Bilbao “El Rincón del Vino“ (www.pasionporelvino.com) Niccolò Finizzola, director de marketing y hospitalidad de Tenuta di Biserno (www.biserno.it). La bodega, situada en Bibbona al sur de Pisa, pertenece al Marqués de Antinori, el mismo que en quince años con Ornellaia lo transformó en un vino de referencia en Italia. Tras vender Ornellaia, se instaló en 2003 en Bibbona con esta bodega, Tenuta di Biserno, cuyos vinos salieron al mercado en la añada de 2006.

Para empezar la velada, que comenzó a la torera hora de las 17:00, tuvimos dos vinos blancos propiedad de los viñedos del Marqués de la zona de Malborough en Nueva Zelanda. Dos blancos 100% Sauvignon Blanc bastante agradables. El primero, más sencillo de beber y muy fresco en boca fue Mount Nelson 2014. Con tapón de rosca, su vendimia se hizo en las madrugadas de finales de marzo, cuando suponemos debe hacer un frio curioso aunque sea primavera. La vinificación de Mount Nelson se lleva a cabo en cubas de acero inoxidable durante 14 días y no tiene fermentación maloláctica. Tras tres meses en botella se saca al mercado, con lo que ésta que bebimos era recién estrenada. De tono amarillo pálido, tiene una intensa nariz a cítricos, grosella y un toque herbáceo. En boca es delicado con buena acidez y largo final cítrico.

El segundo vino blanco fue Ram’s Hill 2012. Su vendimia fue a primeros de abril de 2013. Los racimos se prensan enteros y el 75% fermenta en barriles de roble usados mientras que el resto lo hace en pequeños depósitos de acero inoxidable. El vino permanece en barriles durante 8 meses. Tras tres meses en botella sale al mercado. En fase visual es amarillo pajizo. Con nariz a fruta tropical y aromas frutales, tiene un ligero toque a roble. En boca es pleno y con mucho cuerpo. La fruta y la acidez le confieren equilibrio, fineza y longitud.

Los dos blancos muy elegantes y muy agradables de beber. Muy recomendables.

Tras estos dos vinos pasamos a los tintos. El primero en pasar por nuestra copa fue Insoglio del Cinghiale 2013. El vino de más fácil acceso de la bodega, tiene un coupage de 35% Syrah, 30% Cabernet Franc, 30% Merlot y 5% Petit Verdot. Resulta un vino muy sabroso, sencillo de beber y con una buena potencia. Tras dos/tres semanas de fermentación, solo el 15% hace la maloláctica en barricas de roble, mientras que el resto la hace en cubas de acero inoxidable. Siguiendo con los porcentajes, el 45% del vino tiene una crianza en roble francés de segundo uso. En nariz es complejo con notas de fruta negra y especias. Los taninos dulces le dan un buen volumen en boca y un gran equilibrio. Cabe destacar que es el único vino de la bodega que tiene Syrah.

Aquí las copas ya empezaban a ponerse serias. Bueno, las copas y las cosas también. El siguiente vino, Il Pino di Biserno 2012, anticipaba lo que venía más tarde. Su coupage es 30% Cabernet Sauvignon, 20% Cabernet Franc, 30% Merlot y 20% Petit Verdot. La fermentación tiene lugar durante 3/4 semanas en depósitos de acero inoxidables. Después, la maloláctica se hace en barricas para un 20% del vino. La crianza es de 12 meses en barricas de roble francés de segundo uso. Tras pasar 6 meses en botella se lanza al mercado. De nariz intensa y fruta negra, en boca resulta muy concentrado y con gran profundidad y duración.

Ambos tintos resultan potentes y concentrados y sobre todo espléndidos para beber. Aun así, son los dos vinos de acceso de la bodega, ya que por encima de ellos se encuentran dos más: la estrella de la tarde, Biserno y luego el top de la bodega: Ludovico.

El primer Biserno que probamos fue el 2008. A base de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Petit Verdot, toda la fermentación tiene lugar en cubas de acero inoxidable, para la maloláctica el 65% se hace en barricas y el resto en depósitos. Su crianza es de 15 meses en barricas de roble francés y 12 meses en botella. De color rubí brillante y profundo, su nariz es intensa y compleja a frutos negros, chocolate y especias. Vino con textura, elegantes taninos, resulta muy mineral y con gran profundidad y duración. Un vino perfectamente equilibrado y aun siendo potente, extremadamente placentero.

Para terminar, nos encontramos una botella de la primera añada de Biserno, 2006. Una auténtica bomba en boca. Me gustan mucho los vinos potentes y con cuerpo, pero este 2006 me resultó excesivo, sobre todo comparado con un mucho más elegante 2008. Sin dejar de ser un gran vino, la diferencia en solo dos años es enorme, y también se ve el trabajo en la bodega con el paso de las añadas. Aquel 2008 está mucho más trabajado que este 2006. También con un coupage a base de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Petit Verdot, el proceso de elaboración es el mismo que el 2008, tanto en la fermentación alcohólica como la maloláctica. La crianza es también la misma. Nariz compleja, en boca destaca las ciruelas pasas, la fruta negra y especias. Mucho cuero, densos taninos maduros y un recorrido largo y elegante.

Una gran velada con los vinos de tenuta Di Biserno. Me gustó mucho el Biserno 2008, el mejor de todos. Un buen Insoglio del Cinghiale con mucho cuerpo resulta muy agradable de beber y de los dos blancos, me gustó mucho Mount Nelson. Fresco y sin madera.

lunes, 19 de octubre de 2015

Mis 100 uvas catadas

Hace años dando un paseo por el internet ese me encontré con un blog bastante curioso. Era un matrimonio americano, concretamente de New York, cuyo blog se llamaba “The Wine Century Club” (www.winecentury.com). Te proponían un reto: probar 100 diferentes variedades de uva. Lo encontré muy llamativo, y sobre todo, muy divertido, así que me lancé a conquistarlo. Rellené la Excel que te daban con un montón de variedades y empecé a tachar. Creo que de entrada tenía unas 20, así que por delante me quedaba un arduo camino. Como creo que es imposible encontrar monovarietales de 100 uvas distintas, me apunté a todo lo que podía para probar diferentes uvas, así que di por válidos vinos que contasen con porcentajes pequeños.

No es que se convirtiera en una obsesión, que sí, pero tengo que decir que en ocasiones, a la hora de comprar un vino, decidía por el coupage. Recuerdo una vez en Italia, en Trentino-Alto Adigio, estaba en una tienda de vinos y quería llevarme un par de botellas. Había tres vinos que quería, uno era un tinto que acababa de probar en un restaurante y para la segunda botella tenía dos opciones. Miré las contraetiquetas y vi que uno de ellos ofrecía cinco variedades de uva que no conocía, así que ese fue mi elección. Y no fue esa la única ocasión. Más veces elegía vinos para probar variedades nuevas. Y no es que pudiese diferenciarlas en porcentajes tan pequeños, pero por lo menos las añadía a mi colección.

Me llevó años conseguir la variedad número 100, creo que alrededor de ocho. Pero al final lo conseguí. Y con ella mi premio. No es que el matrimonio de NY diera un gran premio, sino un certificado de haber catado 100 uvas. Por supuesto, todo depende de la honestidad de cada uno, ya que no hay manera de comprobar si lo que decimos es cierto pero quien osa enfadar a los dioses del vino y provocar que su ira haga que nuestras papilas gustativas dejen de funcionar? No yo, desde luego.

En la actualidad llevo 108 uvas probadas, y hay algunas que creo que he probado pero no me acuerdo, como la Chenin Blanc o la Cinsault. Y tengo una botella de Romorantín esperando a ser bebida. Así que mientras haya uvas sin probar en el listado, y todavía tiene 115 variedades, seguiremos apuntado. Quién sabe, a lo mejor en otros ocho años llego a las 200 uvas probadas.

jueves, 15 de octubre de 2015

Borgoñas de Dijon a Lyon

En esta ocasión y de nuevo de la mano de Jean Marcos de La Ruta Del Vino de Santander (www.larutadelvino.com; @larutadelvino1), nos tocó dar un paseo por la Borgoña francesa (lógicamente la francesa, porque no hay otra Borgoña en el mundo). El motivo era catar vinos de Borgoña de Dijon a Lyon pasando por Chablis, y fue conducida por el profesor Pedro Martínez. Allí yo era quien menos sabía de los vinos de Borgoña, ya que entre mis compañeros catadores había mucho entendido.

Pedro quiso jugar con nosotros y doy fe de que lo consiguió. Todos los vinos fueron presentados con la botella tapada y Pedro nos hacía una introducción sobre la variedad y la bodega para ver si podíamos acertarlo. Empezamos con cuatro vinos blancos y terminamos con cuatro vinos tintos.
Nos dijo Pedro que el primer vino era el que los bodegueros de toda la vida hacían para su consumo en casa. Uva Aligoté, y el vino era Bourgogne Aligoté de Domaine Des Remparts, de Chablis Cote D’Auxerre. Aromas a piña y mantequilla, con una acidez marcada y un toque cítrico bastante rico.

Seguimos con un Chardonnay, en este caso de Chablis. Chablis Grand Cru Les Preuses 2007. Con 10 meses de barrica, resultaba más ácido que el anterior y con aromas a mantequilla y frutos blancos.

Después probamos un Coteau Champanois 2010 de Jacques Lassaigne. Chardonnay 100% con toques a madera y cuero. Menos fresco y menos acido que los anteriores.

Para terminar con los blancos, de nuevo un Chardonnay. De Savigny-Les-Beaune venía este vino de Domaine Simon Bize & Fils. Añada 2008, resultaba un vino recio y con toques minerales, bastante ácido en boca y con bastante salinidad.

Nunca he sido un fan de la Chardonnay, aunque recientemente he probado alguna que me ha gustado mucho. Estos tres vinos estaban ricos, pero quizá el Aligoté me resultó más sencillo de beber.


En este momento y sin mucha pausa nos pusimos manos a la obra con los tintos. Los Borgoñas tintos que he tenido ocasión de probar me han gustado mucho. El primero en caer fue una Gamay 100% de Beaujolais, el 2013 de Château Cambon. Floral y muy ligero en nariz, especiado y con notas a frutas rojas, muy agradable en boca. Un vino bastante rico, y sobre todo con un precio estupendo, en torno a los 12 euros.

Siguiendo con otra Gamay de Beaujolais, este vino tenía un 50% de maceración carbónica y el restante 50% despalillado, lo que le daba un frescor notable. Mayores aromas de fruta roja que el anterior y muy agradable de beber con sus 12% vol. En este caso, Vielles Vignes Brouilly 2013 de Jean-Claude Lapalu.

A continuación un Pinot Noir. Rico rico rico rico. Sin duda mi vino preferido de la velada. De Nuits st. George, Premier Cru Les Murges 2005, de Domaine Bertagna. Excelente vino y una añada difícil de encontrar.

Para finalizar, Pedro nos ofreció otro vino y nos pidió que identificáramos su productor, con la pista de que uno de los tintos que habíamos bebido previamente era un vino más joven de la misma bodega que éste. Al final resultó ser un 2010 de Château Cambon, completamente distinto del primero.

En resumen, una velada muy agradable la que condujo Pedro Martínez que contó entre los asistentes con otro gran experto en Borgoña, Phillipe. Los comentarios de ambos y los vinos hicieron una más que agradable experiencia. Y lo mejor fue que Jean Marcos nos prometió una segunda parte de este viaje que comenzamos en Dijon. Lo estoy deseando desde antes de volver a casa.

miércoles, 14 de octubre de 2015

De vinos por el mundo

De la atenta mano de Jean Marcos, de La Ruta Del vino de Santander (www.larutadelvino.com @larutadelvino1) tuvimos ocasión de catar diferentes monovarietales de los alrededores de Bilbao.
Empezamos la velada con un Pinot Noir de Borgoña, Château de Premeaux 2012 de Hautes-Cotes de Nuits. Muy rico, el que más me gustó de la noche, fino y equilibrado con una agradable evolución en copa, que siempre me gusta dejar un poquito. Tanto en la fase visual como en la gustativa capté la variedad y procedencia, ya que Jean nos ofrecía la botella tapada, pero lejos de ser una tendencia de la noche, fue el único acierto que tuve. El vino estaba muy bien y su precio, que no recuerdo, era bastante asequible.

Después vino una Garnacha de Madrid, Marañones 2012 de Bodegas Marañones. En boca resultaba ácido, fresco y con cierta astringencia. Recientemente me estoy aficionando a la garnacha, pero ésta no me gustó demasiado. Me gustan más, por poner un ejemplo cercano, las garnachas de la sierra de Gredos.

Dando un gran salto nos plantamos en Chile. Del Valle de Maipo venía una Carmenere en la botella de Legado 2010, de la bodega De Martino. Yo juraba y perjuraba que aquello olía a Cabernet Sauvignon y fue el patinazo de la noche porque lo dije en voz bien alta. En boca me resultó como los demás vinos chilenos que he probado, demasiado pastoso. No ya astringente sino como si fuera engrudo. Será que no he acertado con los vinos chilenos hasta ahora, pero después de haber catado unos ocho siguen pareciéndome demasiado pastosos.

De vuelta en Europa una agradable sorpresa. No voy a decir  lo que pensaba que era por no hacer más el ridículo, y eso que la Sangiovese siempre me ha gustado, tanto en los Chianti Classicos como en los Brunellos de Montalcino (entre mis vinos favoritos). Castello de Monterinaldi 2011 era el que catamos y estaba muy rico. Sencillo y muy agradable de beber.

Vuelta a la Américas, esta vez a Argentina, de donde probamos la Malbec de Catena Alta 2012, de Mendoza, elaborado por Catena Zapata. Sin duda el vino más valorado de la noche por mis compañeros de cata, elegante y todo eso, pero me dejó un poco frío. Teniendo en cuenta su precio, 40-45 euros, no es un vino que me vea probando más veces.

Para finalizar, una Shirah. Mira que me gusta el vino corpulento y potente y la shirah/syraz es una uva que me fascina, pero este Samitier 2013 de Bodegas Augusta de Calatayud me pareció excesivamente potente. Unos cuantos años en botella le irán muy bien para afinarse un poco, porque ahora mismo sería incapaz de tomarme dos copas seguidas sin que se me durmiese la boca. Me pareció muy rico, pero demasiado.

Por suerte sobró un poco del Borgoña en la botella y como los demás se daban al Catena Alta, mi vecino de cata y yo nos dedicamos a terminar la botella del Borgoña. Que no están las cosas como para hacer el feo de que sobrase vino, y menos a los franceses.

martes, 13 de octubre de 2015

Ribera de Duero y el enoturismo

No hay nada como disfrutar de un fin de semana largo dedicado al turismo enológico. Nuestro destino: Ribera De Duero.

Después de carretera y manta, nuestra primera parada fue El Real Sitio de La Ventosilla, también conocido como PradoRey (www.pradorey.com, @pradoReyBodegas). Según informan en su visita, es la bodega con la mayor superficie vinícola en la DO. La bodega está situada en la CL-619, entre Villalba de Duero y La Horra. La visita de la mano de Camino muy entretenida, por las distintas salas de la bodega. Al final cata del vino PradoRey Rosado 2014 y del PradoRey Roble 2014, condimentados con embutido y el queso que elaboran ellos mismos a base de leche de oveja, en sus versiones, semi-curado, curado y añejo. A destacar también el aceite Oro Líquido PradoRey que también probamos. El precio de la visita es de 10 euros.

De ahí ya nos marchamos a nuestro hotel, la Posada La Casona de Valbuena, en Valbuena de Duero. Dirigido por José María Raya, es un hotel muy chulo, con 9 habitaciones y varias zonas para el esparcimiento. Ideal para ir con niños, tiene un salón muy grande con juegos y juguetes que hace perfecto que los niños jueguen mientras lo mayores nos recuperamos de los esfuerzos vinícolas.

Después de aprovisionarnos de lechazo en Peñafiel, acompañado de patatas, ensalada y una copa de Pago de los Capellanes, nos encontramos ya recuperados del día anterior. Toca encaminarse a Pesquera de Duero y visitar una pequeña bodega familiar que elabora vinos ecológicos: Bodegas Ascensión Repiso Bocos (www.veronicasalgado.es, @veronicacapricho). Fantástica experiencia. Tanto Ascensión como Tasio son unos anfitriones estupendos que te reciben a tu conveniencia. Su hija Verónica es la enóloga de la bodega y quien conduce las visitas además de Ascensión. Plagada de conocimientos y buenos detalles, la visita está muy bien, finalizada con una cata de dos vinos, Verónica Salgado Roble 2014 y Verónica Salgado Capricho Crianza 2011. Además elaboran Verónica Salgado Capricho Viñas Viejas, en esta caso también de 2011. La visita es gratuita y se pueden comprar los vinos, cosa que recomiendo vivamente.

De vuelta en Peñafiel toca subir al Castillo del siglo XIV y unirnos a una visita guiada donde el guía hace un estupendo trabajo explicando los orígenes del pueblo y sus edificaciones más representativas, así como sus ciudadanos más ilustres como el Infante Don Juan Manuel cuyos restos reposan en la iglesia local de San Pablo. Hicimos la subida al castillo en autobús desde el aparcamiento y nos animamos a hacer la bajada a pie, aprovechando las últimas luces del día para hacer fotos del castillo.


El lunes amaneció lloviendo, continuó lloviendo y terminó lloviendo. Esto no nos detrajo de seguir con nuestra aventura. Teníamos cita a las 11:30 en Bodegas Cepa 21 (www.cepa21.com, @cepa21Bodegas), situada en la N-122 entre Peñafiel y Nava De Roa. Nuestra visita era el Taller de Vendimia, una actividad bastante interesantes para todos pero sobre todo para los niños. Nuestra guía Begoña nos explicó el nacimiento de la bodega en 2007 y nos ofreció una estupenda cata de sus vinos Hito 2014, joven vino con paso por barricas de roble y el Cepa 21 2010, el equivalente de un crianza. Cuentan además con un Hito Rosado y el Malabrigo, su vino reserva. Posteriormente visitamos la gran sala de barricas y a pesar de la lluvia nos dirigimos a las vides, donde los más pequeños, armados de cestos de vendimia y tijeras de podar, disfrutaron vendimiando unos cuantos racimos de uvas que después colocaron en un recipiente al que los niños se subieron para pisar el fruto recogido. Una gran experiencia y muy divertida para todos. El precio de la visita con taller de vendimia es de 15 euros.

Y con la vuelta a casa terminó este fin de semana enoturista por la Ribera de Duero. Además, pudimos recoger información para nuestra próxima visita: catas con maridaje y/o comida en Pago de Carraovejas y en Bodegas Emilio Moro. El calendario ya está reservado.