sábado, 28 de mayo de 2016

Ponnos cuatro blancos!!


Imagina que tienes o trabajas en una bodega y en una feria como Cantabria Vinos se te acerca un individuo y te dice eso. Solo le faltó decir “chaval”… pues eso, allí me contaron que le pasó a uno de ellos. Lo cierto es que ferias como estas dan de sí para muchas anécdotas, sobre todo las que se dan en torno a las mesas donde hay algo de picar como queso o embutido, que a última hora son donde más gente hay y donde más difícil resulta acercarse.
Anécdotas aparte, la feria Cantabria Vinos, versión XIII, estuvo muy bien. Ocupando varias salas del Hotel Bahía de Santander, había presentes más de 50 bodegas de prácticamente toda España. También había aceite, queso, embutidos y café, así que daba para estar atrincherado toda la jornada en los salones.


Gracias a la amable invitación de Jean Marcos y sus certeros consejos, empecé por el que resultó el blanco que más me gustó de la tarde: Valenciso 2014, de Rioja, a base de Viura y Garnacha Blanca. Fresco, equilibrado y muy rico. De ahí probé una serie de blancos: Branco St. Cruz 2010 de Valdeorras, cuatro diferentes Albariños de Eulogio Pomares Zárate. Tú que me lees ya sabes que en alguna ocasión he comentado que el Albariño no me mata de emoción. Soy más, por la cercanía, de una Godello de Monterrei o de algo que lleve Treixadura. Algunos de estos Albariños llevaban Godello, así como otro que probé con Philippe más tarde de Davide, pero para mi gusto predomina mucho en ellos la Albariño.
 
También estaba Gregory Perez, de Mengoba del Bierzo, futura víctima de mis entrevistas. Gregory me presentó su línea de vinos, seis. Eran un blanco, un rosado y cuatro tintos. Me llamó la atención que todos llevaban una buena mezcla de uvas. Muy ricos los vinos, especialmente el Mencía de Espanillo y La Vigne de Sancho Martín.
Aquí se impuso una parada técnica. Un ratito sin copa en la mano para recuperar fuerzas para la siguiente ronda.


Andaba rondando la mesa de Pago de los Capellanes y al final me acerqué y pedí un poquito de El Nogal 2011. Hacía tiempo que no lo probaba y seguía estando igual de rico que siempre. Después me encontré con Phillipe Cesco quien me ofreció probar algo muy peculiar y que me gustó mucho. De Bodegas Sel D’Aiz sacó dos botellas de un tinto que está haciendo ahora. Una tenía el vino sin trasegar y otra ya trasegado. Es impresionante la diferencia que hay entre ambos en términos de textura, color, aroma, densidad y sabor.
Aquí fue cuando nos acercamos a Davide a probar su Albariño con Godello mencionado anteriormente. Y seguido, visita a Olivier Riviére, otra víctima futura de mis entrevistas. De los seis vinos que traía probé cinco, ya que tengo en casa una botella de Rayos Uva. Probé los otros tres Riojas: Gabaxo, Ganko y Las Viñas de Eusebio, y los dos Arlanzas: La Vallada y El Cadastro. Me gustaron y me quedo con Las Viñas de Eusebio y con El Cadastro, por elegir uno de cada DO.


Para ir cerrando la tarde, probé dos vinos más, un blanco y un tinto, los dos de Navaherreros, de San Martín de Valdeiglesias, o como se lleva ahora, de la Sierra de Gredos. El Blanco de Bernabeleva y el Garnacha de Bernabeleva. Ambos muy ricos y la Garnacha me gustó mucho. Y también probé Valenciso 2009.






Para terminar, visita a Asier Alonso, viticultor de Bodegas Sel D’Aiz, donde probé los blancos de la línea de Yenda. A base de Riesling, con algo de Albariño y algunas variedades más que están haciendo en Castillo Pedroso. Muy sabrosos, bien de acidez y bastante diferentes en función del tiempo en barrica que han pasado. Aprovechando la confianza con Asier, también conseguí que se someta a mis preguntas próximamente.
Para finalizar, comentar que también estaba presente Antony Terryn, de Dominio del Bendito, de Toro. Pero como Jean nos ha organizado una cena con él para poder probar algunos de sus vinos especiales, preferí esperar a la cena para conocerlos, si bien probé uno de ellos.
Había mucho más para catar, mucho que no he probado todavía, pero se impuso la cordura. Se empieza a notar la edad en estos casos, y aunque todavía me cuesta mucho escupir el vino, lo que sí hago es beber muy poco y tirar el resto de la copa. El cuerpo ya no es lo que era y no se recupera igual, así que ah que evitar los excesos... Tendré que aprender a escupir, pero poco a poco, que ya empiezo a vaciar la copa sin beberlo todo.

1 comentario:

Julio Martin Paino dijo...

Muy interesante ver cómo trabaja las viñas Gregory Perez, trabajo de Viña y cepas viejas a la antigua usanza con el respeto y sostenibilidad al terruño