miércoles, 27 de enero de 2016

Tintos Monovarietales Del Mundo

Tintos monovarietales del mundo fue el tema escogido por Jean Marcos, @larutadelvino1, para deleitarnos con una nueva cata. Hay que decir que, como siempre, se lo trabajó bien para lograr sorprendernos. Ya nos advirtió de que probaríamos vinos de todos los continentes sin repetir países. Qué bien poder disfrutar de estos eventos.
 
Empezamos la velada con dos tintos que formaban la primera sección de cata. Y para sorprendernos de inicio, un tinto de Georgia, Pheasant’s Tears Kakheti 2011, elaborado con la variedad Saperavi. Este vino se fermenta durante 12 meses en ánforas de 500 litros enterradas en el suelo, como su propio nombre indica. De capa media, en nariz da toques a pimienta y salino. Es un vino fresco y con cierta acidez, toques amargos y ligeramente astringente.



El segundo vino resultó muy afrutado en nariz, con mucho recuerdo a maceración carbónica. Capa muy baja, toques de gominolas rojas, los 12 meses de paso por barrica apenas se notaban. Venía de Chile, del Valle de Colchagua, Carignan Villalobos 2013.
 


























Hasta aquí la primera parte. Bien, dos vinos correctos aunque no de mi estilo, sencillos de beber.
 
La parte central de la cata, Pinot Noir. Aquí no íbamos a repetir países, así que los catamos a ciegas y Jean nos pidió que por lo menos identificáramos países de procedencia. La tarea se presentaba difícil pero había que dar la talla.
 
El primer Pinot Noir resultó muy goloso en boca, con un recorrido largo y toques a sirope y caramelo. Resultaba bastante agradable.

El segundo era un poco más corto en nariz que el anterior, sin tanto despliegue aromático, pero en boca resultaba fascinante. Guindas en licor, frutas del bosque, largo de recorrido y corpulento, y más ácido que el anterior.
 
El tercero era el más potente de los tres, mucho más desbocado que los anteriores. También más astringente. Y más amplio, por decirlo de alguna manera.
 
Para mí, el segundo resultaba más el estilo de Borgoña, no tan potente como los otros dos, pero más estructurado. Así que partiendo de ahí, uno de los dos tenía que ser de Estados Unidos, y me incliné por el estado de Washington o la zona del Willamette River, donde hay grandes productores de Pinot Noir. Solo he probado un vino de esa zona hace años, así que no es porque recuerde su cata, sino más bien fue por identificar una zona productora. El primero me parecía más el estilo americano de elaborar vinos, no demasiado potente como el tercero, así que para el tercero me quedaba Australia o Nueva Zelanda, y el elegido fue Australia.
 
Al destapar las botellas, el resultado fue Nueva Zelanda, Francia, USA, así que solo acerté bien el segundo. Está claro que tengo que trabajarlo más.
 
El primero fue Tiki State 2013, de Malborough, NZ.




























El segundo Loius Boillot & Fills Bourgogne 2014.



El tercero J. Christopher 2009 de North Willamette Valley de Oregon.




























El sexto vino Jean quiso vacilarnos y a fe que lo consiguió. Un vino que resultaba muy difícil de identificar, con toques a frutos rojos y muy potente en boca. Por las pistas que teníamos no podía ser de los países de los anteriores, así que nos quedaba España, Italia, Portugal o Argentina entre otros. En este caso, tuvimos que esperar a destapar la botella para ver que era una Garnacha de la Sierra de Gredos, de Madrid. Peña Caballera 2012 de Bodega Marañones. Jean es un gran fan de la Garnacha madrileña y tengo que reconocer que algunas cosa que he probado me gusta mucho, pero no todas, y la garnacha aragonesa también me gusta. Quizás la catalana me guste más pero en cualquier caso hay muy buenas cosas para probar.


 
El último vino. De capa alta, potente en boca, resultaba un vino que me saturaba mucho. Bien para una copa, pero no seguiría con la botella. Me recordaba mucho a un Syrah de Calatayud que nos puso Jean hace no mucho, así que me incliné por esa variedad. Volví a fallar, ya que era un Malbec de Argentina, El Enemigo 2011, de Mendoza, elaborado por Adrianna Catena.
 



Hace mucho leí que al Borgoña se llega con el paso del tiempo y estoy viendo que en dos catas que hemos hecho cada vez me gusta más este vino. Será que al cumplir años me estoy acercando, pero es cierto que tanto en esta cata como la que hicimos de Borgoña, son los vinos que más me han gustado. El Louis Boillot estaba fantástico y mis compañeros de mesa se apresuraron para no dejarme repetir así que también debió gustarles a ellos. Y el J. Christopher me pareció fantástico también. Dos grandes vinos de esos que podría beber todos los días.



 
Próximamente, presentación de la Guía Melendo de Champagne y cata de vinos italianos.

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