
Anécdotas aparte, la feria Cantabria Vinos, versión XIII, estuvo
muy bien. Ocupando varias salas del Hotel
Bahía de Santander, había presentes más de 50 bodegas de prácticamente toda
España. También había aceite, queso, embutidos y café, así que daba para estar
atrincherado toda la jornada en los salones.
Gracias a la amable invitación de Jean Marcos y sus certeros consejos,
empecé por el que resultó el blanco que más me gustó de la tarde: Valenciso 2014, de Rioja, a base de Viura y Garnacha Blanca. Fresco, equilibrado y muy rico. De ahí probé una
serie de blancos: Branco St. Cruz 2010
de Valdeorras, cuatro diferentes Albariños de Eulogio Pomares Zárate. Tú que me lees ya sabes que en alguna
ocasión he comentado que el Albariño no me mata de emoción. Soy más, por la
cercanía, de una Godello de Monterrei o de algo que lleve Treixadura. Algunos de estos Albariños
llevaban Godello, así como otro que probé con Philippe más tarde de Davide,
pero para mi gusto predomina mucho en ellos la Albariño.
También estaba Gregory Perez, de Mengoba
del Bierzo, futura víctima de mis
entrevistas. Gregory me presentó su línea de vinos, seis. Eran un blanco, un
rosado y cuatro tintos. Me llamó la atención que todos llevaban una buena
mezcla de uvas. Muy ricos los vinos, especialmente el Mencía de Espanillo y La
Vigne de Sancho Martín.
Aquí se impuso una parada técnica. Un ratito
sin copa en la mano para recuperar fuerzas para la siguiente ronda.


Para ir cerrando la tarde, probé dos vinos
más, un blanco y un tinto, los dos de Navaherreros,
de San Martín de Valdeiglesias, o
como se lleva ahora, de la Sierra de Gredos. El Blanco de Bernabeleva y el Garnacha
de Bernabeleva. Ambos muy ricos y la Garnacha me gustó mucho. Y también
probé Valenciso 2009.

Para finalizar, comentar que también estaba
presente Antony Terryn, de Dominio del Bendito, de Toro. Pero como Jean nos ha organizado
una cena con él para poder probar algunos de sus vinos especiales, preferí
esperar a la cena para conocerlos, si bien probé uno de ellos.
Había mucho más para catar, mucho que no he
probado todavía, pero se impuso la cordura. Se empieza a notar la edad en estos
casos, y aunque todavía me cuesta mucho escupir el vino, lo que sí hago es
beber muy poco y tirar el resto de la copa. El cuerpo ya no es lo que era y no
se recupera igual, así que ah que evitar los excesos... Tendré que aprender a
escupir, pero poco a poco, que ya empiezo a vaciar la copa sin beberlo todo.
1 comentario:
Muy interesante ver cómo trabaja las viñas Gregory Perez, trabajo de Viña y cepas viejas a la antigua usanza con el respeto y sostenibilidad al terruño
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