jueves, 31 de enero de 2008

Cata Express

Cómo pasa el tiempo......un mes desde mi última reflexión. Algo hay que hacer para que no pase tanto tiempo. Mucho lío a final de año y principio de éste.

Dentro de nada tenemos nueva cata de la Cofradía del Buen Beber. Esta vez consistirá en vinos chilenos. Ya hablaremos de ellos después de haberlos probado.

Hoy hablaremos de un Albariño. Lunes pasado, restaurante Lar de Bilbao, hogar y residencia de Don Miguel, experto en vino donde los haya. Un sitio muy agradable y familiar donde se bebe buen vino y se come todavía mejor. Si pasas por allí, dile que vas de mi parte y te invitará a una copa de vinito rico. Pídele el Elle de Landaluce o el Especial de Martúe, por citar dos. El primero es Rioja, pero está rico.

Hace un año inventamos una nueva experiencia vinícola: la cata express. Consiste en cepillarn.. digoooo catar un solo vino acompañándolo de algo de comer, y todo ello en tiempo record, en torno a una hora. Siempre vinos diferentes y a ser posible que no hayamos probado antes. Al ser algo rápido, nos permite hacerlo sin mucha parafernalia. Hasta la fecha, y de memoria, hemos probado entre otros un Sylvaner alsaciano de Schlumberger, un merlot de Jean Leon, un cabernet-merlot de Conde de Orgaz y dos vinos de Rafael Cambra entre otros. Ahora estamos en la etapa de los vinos blancos, así que después del Sylvaner, que por cierto estaba estupendo, el lunes tocó un albariño. Miguel, Julio y yo nos enfrentamos a un Terras Gauda 2004, con 12 meses de barrica. No era el Terras normal, sino uno especial, de esos que se hacen menos de cinco mil botellas.

El vino en cuestión estaba realmente estupendo. Por cierto, no suelen estar todos los vinos de los que hablo estupendos? Tendré que mirarme esto.... Bueno, éste lo estaba. Lo empezamos fresquito fresquito, y tenía un color dorado bastante intenso. El aroma muy rico, a frutas blancas, chirimoyas, manzanas, muy suave y nada alcohólico. Los 12 grados eran de agradecer, porque además de beberse muy bien, no pegaba en la nariz como esos que tienen más alcohol. En la boca impresionante, muy bien equilibrado, nada de acidez más que la primera vez. No demasiado largo ni con mucho postgusto, pero era una gozada. Evidentemente se acabó la botella, pero dio de sí. Según iba ganando temperatura el olor y el sabor iban creciendo y haciéndose más rico. Así que una gran experiencia y un buen descubrimiento.

Para acompañar, un poco de bloc de foie que estaba de primera y un quesito, que de rico que estaba ni me dio tiempo a ver de donde era.

Bueno, procuraré no dejar pasar tanto tiempo, que tengo que hablar de los vinos que más me gustan.