Estaba en la ciudad Antony Terryn, vigneron de Dominio
del Bendito, de Toro, y Jean Marcos (@larutadelvino1) aprovechó
la ocasión para organizar a su alrededor una cena. Qué decir que no sea que fue
algo excepcional, no solo por la cena y por los vinos de Antony, sino por
quienes nos reunimos allí. Fue una velada inolvidable, gracias a Iñigo,
Antonio, Andrés, Ati, Juan José, Miguel, Antony y Jean. Ritmo adecuado, conversación muy
agradable, vinos excepcionales… ninguna estridencia. Definitivamente, una cena
inolvidable.
Antony trajo un buen repertorio de sus tintos
y poco a poco nos iba presentado cada uno de ellos, con las diferencias entre
cada añada, su evolución, su trabajo en la bodega y en el campo…. La verdad es
que Antony no calló en toda la cena, pero es que tampoco le dejábamos hacerlo.
No me fijé pero espero que cenara algo.
La cena fue en el Restaurante UMMA, de Santander, y todo estaba impecable: el
carpaccio de lengua, las croquetas, las alcachofas, el pesado en escabeche, la
carne, la tabla de quesos.. Un sitio que recomiendo del todo.
Para empezar, El Primer Paso, por decirlo de alguna manera, su vino de entrada
con algo más de 6 meses de barrica. Trajo 2009, 2011 y 2014, en ese orden. 2009
estaba muy bien, 2014 estaba muy recio para mi gusto, pero el 2011 estaba
realmente sublime.
Después nos dimos a Las Sabias, con 16 meses de barrica. En este caso, 2010, 2012 y
2011 en ese orden. Aquí lo mismo que con El Primer Paso. El 2011 me pareció
fantástico.
Las cosas se pusieron serias del todo con El Titán del Bendito. 20 meses de
barrica, 2013 y 2006 en la mesa. El 2013 muy bien, pero el 2006 del todo
excepcional. Equilibrado, con cuerpo, impecable en nariz, con todas las
cualidades de un buen vino.
Para terminar, La Cuesta de la Musas 2012. Sensacional. Una de las grandes cosas
que tiene el vino es que se adapta a los gustos de todos. A unos nos gustaban
unas añadas, a otros otras, aunque en algunos caso coincidíamos, y en El Titán
y La Cuesta coincidíamos todos. En los dos primeros a unos nos llamaba más el
2011, a otros la opulencia del 2014, pero ahí está lo bueno, porque si a todos
nos gustase lo mismo sería muy aburrido.
Vinos absolutamente recomendable, y grande la
oportunidad de vivirlos y leerlos con Antony Terryn. Ya sé que es francés pero
ninguno somos perfectos y él no tiene la culpa.
Muchas gracias tanto a Antony como a Jean por semejante velada.